«Decir que el caballero es una persona que nunca hace daño, equivale casi a definirlo. Esta descripción, además de ser refinada, es hasta cierto punto, precisa.
Su tarea principal consiste en eliminar los obstáculos que dificultan la libre actividad de aquellos que lo rodean. Más que tomar la iniciativa por cuenta propia, es una ayuda para la acción propia de los demás. Su ayuda se podría comparar a la de aquellas cosas que se denominan comodidades o facilidades para las disposiciones de naturaleza personal: algo así como una butaca o un buen fuego, que tienen su papel a la hora de superar el frío o el cansancio, aunque la naturaleza proporcione, también sin ellos, tantos medios para descansar como calor animal.

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