Katherine Paterson se hizo famosa con ocasión de la película basada en su libro Un puente hasta Terabithia, aunque ya era conocidísima para sus lectores.
Cuando le concedieron el Premio Andersen, en su discurso dijo lo siguiente (¡oído cocina!): «Hace años, cuando me preguntaban por qué escribía para niños, yo daba una respuesta frívola: “Yo no escribo para niños”, decía. “Escribo para mí misma y después voy al catálogo del editor para ver lo vieja que soy”.
Pero no escribo para mí misma, escribo para niños. Nunca debería bromear con eso. Debo respeto a los niños. Ni puedo ser sentimental con respecto a los niños. Los únicos que pueden ser sentimentales con los niños son los que no conocen a ninguno (…). Pero escribir para ellos es una enorme responsabilidad, y quien escribe para ellos nunca debe olvidar este hecho. (…) (Los niños) nunca deben quedarse fuera de mi cuarto cuando estoy trabajando. No importa lo perdida que yo me encuentre en el relato, antes tengo que recordar que escribo para niños: debo hacerlo así, con honradez, respeto y compasión (…). Tenemos que ser lo bastante valientes para dar a los niños relatos que tengan el poder de curar».
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